Ocurrencias del consejero Oliván: convertir pacientes en consumidores (Hospital Miguel Servet )
Ayer aparecía en la prensa esta noticia que, tras la cortina de la simpatía que provoca un parto deseado, oculta un negocio económico. Ni más ni menos: te tienden una trampa-gancho amable regalándote una foto… y «te ofrecen» la posibilidad de hacerte con un álbum extra de 80 euros.
En la privada que hagan lo que estimen oportuno, pero ¿cuántos hospitales públicos más se van a sumar a esta ocurrencia? Lo siento, pero no me parece ni medio normal, y las condiciones de la supuesta licitación del contrato con la empresa (que, por supuesto, ya he pedido desde las Cortes, así como la identidad de la persona responsable de la decisión), parecen una broma. Como si no hubiera miles de cuestiones por resolver en la sanidad pública (cada día más, con el desmantelamiento actual del PP y socios)… Un ejemplo sencillito de la realidad: para el PP (y sus socios, en Aragón el PAR), los pacientes del sistema público son consumidores, o potenciales consumidores, desde la cama de un hospital. ¿El consejero Oliván está en su salsa con esta mercantilización de la sanidad pública?
Claro, como estamos en un momento en el que todo parece una tontería al lado de las burradas de sobres, sobrepagos, sobresueldos y sobresaltos de todo tipo que vamos acumulando cada mañana, sacar un tema como este puede parecer muy secundario. Pero es que en la actualidad, lo que tiene que ver con la vida cotidiana de las y los ciudadanos parece muy secundario. ¿Todo debe dar igual? No, en absoluto, y aquí alguien se va a llevar dinero gracias a la decisión de otro alguien desde un organismo público. Dicen que las fotógrafas «siempre tienen en cuenta las condiciones de las madres y de los niños». ¡Faltaría más! Pero tampoco estamos en la época en que las familias (o alguien de su entorno) carecían de medios para hacerse una foto.
Hasta hace cuatro días, como quien dice, cuando ibas a tener un bebé tenías que negociar hasta con el diablo para que el padre (en mi caso) pudiera acompañarte durante la dilatación (aunque fuera en la habitación) y el expulsivo. Ahora te podrán vender reportajes fotográficos. ¿Y qué más? ¿Por qué solo fotos y no más ? ¿Ropita para el bebé? … ¿Y perfumes, cigarrillos electrónicos, bebidas? Ya pasa en los vuelos de Ryanair, ¿no? De hecho, en el último trayecto Zaragoza-Sevilla de hace poco menos de un año con Ryanair llegué hasta el moño, porque no pude pegar ojo (ni para despistarme de la ventolera con la que despegamos), ni concentrarme en la novela que tenía en las manos. Cada dos por tres saltaba un aviso con la venta de turno… y así todo el viaje.
Un aburrimiento, vaya, que me recuerda a la sinrazón de la estupenda y célebre película de los Monty Python, La Vida de Brian. Hoy podríamos hablar de La Vida del consejero Oliván, porque la ocurrencia se las trae, pero no hablamos de una película. Así anda el panorama en la sanidad pública aragonesa que se abre con esta «experiencia» del hospital Miguel Servet: consuman, ciudadan@s emocionad@s, consuman.